¡Feliz año 2016!
Este año será un año
duro. Quien lea las noticias verá la creciente presencia de la indiferencia, la
debilidad de la paz mundial, la gran confusión dentro y fuera de la Iglesia
sobre moral, doctrina, fundamentos.
El subjetivismo e
individualismo, el relativismo hedonista, la falta de tradición verdadera y
vivida, el materialismo despersonalizante, el vacío existencial que lleva al
sinsentido, la destrucción de la familia y el desprecio a la Eucaristía, son
cada vez más predominantes y pronto veremos las consecuencias concretas (que ya
estamos viendo) en cada persona de una forma creciente, agresiva y
peligrosamente ahogante. Las enfermedades del cuerpo y del alma aumentarán en
frecuencia y gravedad e irán entrelazadas con las espirituales. El demonio no
puede atacar al alma, pero puede incidir sobre ella de muchas formas
indirectas: con la cultura, la idolatría, promoviendo el egoísmo y el
narcisismo, atacando al cuerpo y a los pensamientos, etc. Hasta que las
voluntades, más o menos conscientes, se dobleguen a su único interés: alejarnos
de Dios.
Todo esto es una espiral
del mal que arrastra el hombre hacia abajo. Es preciso volver a mirar al cielo, redescubrir la alegría de la
misericordia, la fuerza de la oración (especialmente en la adoración
eucarística) y el poder del ayuno para sanar este mundo, sanar el corazón del
hombre y ayudarle a volver la mirada a Dios.
Dios ayuda y mucho,
especialmente en este año de misericordia, pero es preciso abrirle las puertas
y querer su gracia.
Ayuno por ti pretende rezar por los que lo necesiten ardientemente,
pero también quiere promover el ayuno
como práctica sana, ascética y de oración comunitaria. Esa práctica que antaño
la llevaban a raja tabla incluso los fariseos y que hoy casi es desconocida o
reducida drásticamente a dos pobres días al año. El católico es el que menos
practica el ayuno. Protestantes, budistas y judíos van mucho por delante que
nosotros. ¿Por qué hemos perdido la práctica constante del ayuno si nosotros la
aprendimos de nuestro Señor Jesucristo?
Citando a San Juan Pablo II “Jesús mismo nos ha
mostrado con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y
más eficaces contra las fuerzas del mal y ha enseñado a sus discípulos que
algunos demonios sólo se expulsan de este modo. Por tanto, tengamos la humildad y la valentía de orar y ayunar […]”[1]
El ayuno nos devuelve la mirada hacia lo importante, nos desapega
de lo material, nos acerca a los demás y a la oración y sobre todo, nos permite
clamar con más fuerzas las gracias de Dios. Por eso Jesús dijo que había una clase de
demonios que sólo se podían expulsar con el ayuno y la oración[2].
No podemos quedar
indiferentes al dolor y al sufrimiento de tanta gente que no sabe o no puede rezar.
Empecemos por rezar profundamente nosotros y ayudémosles. No hay mejor regalo que enseñar a alguien a rezar a su Padre del cielo
y enseñarle a ser hijo verdadero de un Dios que es Amor y que tiene grabados nuestros nombres en la palma
de su mano.
Que esta humilde
iniciativa puede servir a muchos a respirar el amor de Dios y a sentirse
arropados por una comunidad capaz de salir del individualismo y alcanzar a los
demás desde el Corazón de Jesús y de María.
Ayúdanos a difundirla. Necesitamos peticiones,
intenciones y oraciones, pero también queremos crecer y ser muchos ayunadores. Únete sin miedo, Dios te dará la gracia
cuando empieces. No la esperes antes, o harás muy poco.
Que Dios os lo pague y
os bendiga a todos.
AyunoXti
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