Hemos
descubierto una plataforma de un grupo de personas que desde la fe católica
tratan de ayunar y rezar el rosario por quienes tengan necesidades y así se lo
pidan. Hemos realizado una entrevista al iniciador de esta actividad para
conocer un poco en qué consiste esta plataforma y os la dejamos a continuación.
¿Qué es
Ayuno por ti (AyunoXti)?
AyunoXti
es un grupo de personas, que no necesariamente se conocen entre sí, que se
propone ayunar a pan y agua cada miércoles, así como rezar el rosario despacio
y con devoción, por las intenciones que se recogen por medio de la página
web www.ayunoporti.es o el correo ayunoporti@gmail.com
La idea
es recibir peticiones especialmente difíciles y que necesitan de especial
oración. A lo largo de todo el día de ayuno (los miércoles), los ayunadores,
tratamos de tener presente la intención del día y realmente pedir a Dios, entre
todos, que escuche nuestra súplica. A los que nos formulan sus peticiones les
pedimos que también ellos recen y ayunen, pues la idea es que nosotros nos
unimos a su intención. Es decir, la idea no es que nos encarguemos nosotros de
la petición, sino de acompañar con fuerza a quienes tienen una intención
importante y necesitan a una comunidad que les ayude en esa petición.
¿No hay
ya plataformas que hacen esto?
Si, las
hay. Hay otras ideas como May Feelings. Son comunidades y redes sociales
dedicadas a compartir las intenciones y necesidades de muchos. Pero AyunoXti es
diferente. Existe una implicación más concreta y personal, pero sobre todo más
sacrificio por parte de quien recibe la petición. Cada miércoles se pide por
una sola intención de forma muy intensa y a algunos les exige mucho esfuerzo. A
los ayunadores se les explica la situación para que la hagan suya y la
encomienden especialmente.
También
hay muchas páginas webs que hablan del ayuno e incluso de maratones de ayunos
de varios días, pero sorprende que ninguna sea católica y las que no son
religiosas tienen relación con la dieta y la salud. AyunoXti está en profunda
comunión con la Iglesia Católica y pretende mostrar que los católicos también
pueden ayunar, aunque sí es cierto que somos bastante pocos y que los
protestantes y los ortodoxos nos llevan cierta ventaja. Un católico,
propiamente, debería ayunar dos veces al año, el Miércoles de Ceniza y el
Viernes Santo y es un ayuno poco exigente comparado con otras
confesiones. Sólo permanece la abstinencia de los viernes y ésta es obligatoria
(en el sentido de no sustituible por una oración o sacrificio) sólo en tiempo
de Cuaresma. Desde siempre la Iglesia realizaba dos días a la semana de ayuno,
pero esto se perdió y ahora incluso los musulmanes, con el Ramadán, nos superan
en este tipo de práctica.
¿Por
qué el ayuno?
Bueno,
como dice nuestro Señor a sus discípulos (Mt 17,21), hay problemas que no se
van sin ayuno y oración, es decir, no se resuelven simplemente pidiéndolo, sino
con esfuerzo y fe. Hay que entender que Dios muchas veces no concede lo pedido
en seguida, a pesar de ser bueno y correctamente propuesto, por varias razones.
Desea que le demostremos lo mucho que lo deseamos, que confiamos en él por
encima de todo y aún más que lo pidamos con corazón sincero y confiado. La
espera acrecienta el deseo, purifica la intención y ensancha el agradecimiento
cuando somos escuchados.
En
muchos momentos del Antiguo Testamento el ayuno y la oración han aplacado la
ira de Dios y han conseguido su favor. En las primeras comunidades cristianas
el ayuno era muy frecuente como agradecimiento, como preparación a grandes
viajes o elecciones (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5) y los Padres de la
Iglesia hablan mucho de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado. Es,
además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las
épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: “El ayuno es el alma de la oración, y la
misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien
ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquél que, al
suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los
suyos al que le suplica” (Sermo 43: PL 52, 320, 332). El ayuno tiene como
último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía S.S. San Juan Pablo
II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. Enc. Veritatis Splendor, 21).
El
ayuno es la vía más potente si es acompañada por la oración verdadera y una
vida sacramental profunda, porque exige renunciar a algo muy cercano a
nosotros, algo necesario, algo que duele y cuya necesidad se hace presente por
sí misma en todo momento.
¿Y qué
ayuno realizáis?
El
ayuno que propone la Iglesia en la actualidad es una comida normal al día y las
otras dos muy frugales, aunque se puede repartir esa comida en tantas veces
como se estime oportuno a lo largo del día. No es un ayuno especialmente
fuerte, y además “el agua no rompe el ayuno” . Nosotros proponemos el mismo
ayuno que pide la Virgen de Medjugorje: a pan y agua. Es un ayuno que no deja
pasar propiamente hambre, pero propone renunciar al gusto y a los caprichos y
vicios como los sabores, el café, los caramelos, los postres, etc. Es decir, no
se trata propiamente de pasar hambre y es especialmente indicado para quienes
necesiten fuerzas.
Es
importante beber mucha agua y tomar un pan rico en cereales y sal, pues de lo
contrario es fácil que aparezcan mareos, debilidad, jaquecas, etc. síntomas que
el demonio usa a menudo para que el ayunador desista en su tarea, pues sabe el
bien enorme que supone y las gracias que arranca al Señor.
¿Qué se
necesita para ayunar?
En
principio sólo quererlo. Pero para eso es preciso tener una cierta sensibilidad
primero al dolor del Corazón de Jesús y luego al sufrimiento de los hermanos,
aunque tener un fuerte agradecimiento de todo el bien recibido o el buscar
formas concretas y exigentes de demostrárselo es otra posibilidad. Puede que el
ayuno no sea el único modo para demostrarle al Señor que le queremos, pero no
se trata de encontrar un modo, sino todos los que podamos ya que el Señor, que
lo da todo, también lo pide todo.
Pero si
vamos a la parte más práctica de lo que se necesita para ayunar con nosotros,
diría que es preciso querer hacerlo, discernirlo en la oración y consultarlo
con un director espiritual que pueda guiarnos. Esto último lo aconsejamos
especialmente.
¿Cómo
funciona por dentro?
Muy
sencillo: recibimos las peticiones y las ordenamos cronológicamente. Cada
martes se manda la petición a todos los ayunadores para que el miércoles la
tengan presente. Algunos hacen el ayuno todo el miércoles, otros lo que pueden,
pero caminamos juntos. También se avisa a quien solicitó el ayuno para que pueda
ayunar con nosotros y rezar el rosario. Somos un grupo anónimo de sacerdotes,
consagradas, solteros y muchos matrimonios. Algunos no pueden realizar el ayuno
el miércoles por cuestiones de trabajo, pero lo trasladan a otro día. Es un
grupo muy creativo y con muchas ganas de ayudar. En general son personas con
mucho interés en reparar las heridas del Corazón de Jesús y muy enamorados de
la Virgen María. La fuerza viene de este amor. Si hay intenciones de un calado
o urgencia especial, normalmente son adelantadas en el calendario. Es decir, no
rechazamos, en principio, peticiones menores, pero si son sujetas a ser
trasladadas.
¿Qué es
una petición menor?
Bueno,
cada petición es muy importante para el que la tenga en el corazón y eso es
incuestionable, sólo Dios lo sabe. Pero una petición para mejorar el trabajo,
para que alguien apruebe un examen o su hijo se decida en una carrera
universitaria, son muy distintas a una intervención cerebral de vida o muerte,
una posesión diabólica, un deseo de superar una infidelidad matrimonial o la
conversión de alguien que lo está intentando, pero no se decide. Es decir, se
trata sobre todo de peticiones que exijan una intervención especial del cielo
con una Gracia necesaria por parte de Dios.
¿Y cómo
se puede colaborar con vosotros?
Pues es
sencillo, solo hay que entrar en www.ayunoporti.es/contacto-y-calendario y
rellenar el formulario. Nosotros pondremos a ese correo en una lista de
distribución y ya está. Lo mismo para las peticiones. Lo único que para las
peticiones pedimos que sean de una en una, bien formuladas y concretas. Todos
son bienvenidos a este gesto de caridad fraterna y de comunión en la medida de
las posibilidades de cada uno. Si uno sólo puede rezar por nosotros o difundir
nuestra actividad para que otros puedan decidir sumarse o apoyarse en
nosotros, también es bienvenido y estaremos muy agradecidos.
Me
gustaría terminar con nuestro lema principal para animar a muchos a probar las
maravillas del ayuno y recordar que Dios no escoge a los capacitados, sino que
capacita a los elegidos. Así que ¡ánimo, que Dios te puede estar llamando!
Muchas gracias.
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