11 julio, 2016

Circular para quienes hayan realizado peticiones antes del 11 de Julio de 2016

Muy queridos todos,

Gracias a todos por apoyaros en AyunoXti y hacernos llegar vuestras peticiones. 

A muchas de vuestras peticiones hemos ido contestando unas palabras por diferentes razones. No hemos podido contestar a todos porque hemos recibido muchísimas peticiones y hemos tenido que discernir el modo más adecuado de atender todas las peticiones de la mejor forma posible. De atender las peticiones como siempre, una por cada miércoles, nos retrasaríamos dos años por lo menos en atenderlas, así que hemos pensado en reorganizar el criterio de aplicación de las peticiones.

Al ser un grupo de un centenar de ayunadores y al estar en continuo crecimiento ya podemos asumir varias peticiones a la vez. Tras evaluar cientos de peticiones hemos decidido fijar una intención general que será por el Papa y todos los sacerdotes, especialmente los obispos y los más necesitados, y la paz en el mundo, que está cada vez más en peligro y por la que muchos habéis pedido. Luego iremos agrupando las peticiones en función de categorías. Muchos habéis pedido la conversión de familiares, por problemas de salud, por matrimonios en peligro, por dependencias varias (drogas y alcohol sobre todo) y problemas de trabajo. Pues iremos rezando por las intenciones parecidas pero siempre teniendo presente vuestros casos particulares. Finalmente, si es preciso, destacaremos una que tenga alguna característica más urgente (aunque es una tarea muy delicada que esperamos hacer con la ayuda del Espíritu Santo).

Algunas peticiones para conseguir dinero, éxito empresarial u otras muy vagas que no dejan a entender qué se pide (como "sueños personales", una "gran ilusión", etc.), no podemos atenderlas porque sin ser malas en sí, no suelen ser caminos que Dios suela proponer. Más bien el Señor suele invitarnos a caminar en el desprendimiento de nosotros mismos, del éxito en este mundo, de las riquezas materiales, de los apoyos de este mundo (desde la ciencia y la tecnología, a ideologías varias como la ideología de género) y nos invita a vivir una pobreza que es necesaria para descubrirlo en lo sencillo, lo invisible y cotidiano de cada día, en las relaciones personales cercanas (hijos, vecinos, esposos, etc.) en su Iglesia. El Señor nos pide tener la mirada puesta en el cielo, en lo espiritual, en el abandono a su amor, entregándole nuestras preocupaciones y miedos. Para Él nada es imposible, pero quiere que se lo pidamos con fe, que mantengamos sólo en Él nuestra esperanza y que perseveremos en esperarlo todo de Él, aunque no pueda atender nuestras peticiones como nosotros queremos. El peligro, en definitiva, es pedirle a Dios que encaje en nuestros planes y expectativas y no abandonarnos nosotros a sus planes. ¿Pero no sabe más Él que nosotros? ¿No nos ha demostrado ya con abundancia su amor y preocupación por nosotros?

Así que pidamos sobre todo ayuda para llevar la cruz, fuerzas para permanecer con fe, gracia para convertirnos cada día más. Si pedimos esto, el resto nos lo dará por añadidura. Muchos problemas que nos han llegado son "pruebas" o "cruces" de amor de las que emana salvación para muchas personas, pues el sufrimiento no es inútil, el ofrecimiento no es vano. Cuando es por amor, Dios lo eleva a acto "corredentor" que nos une a su pasión. Por eso dijo San Pablo con esperanza y alegría "completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo" (Col 1, 24), porque no se trata sólo de creer en Cristo, sino de amarle, incluso padeciendo por Él (Flp 1, 29). El cristiano enamorado de Dios tiene una vocación a sufrir en comunión con el Señor y a beneficio de la comunidad eclesial (cfr. LG 8).

Que nuestras peticiones sean por lo tanto signo de nuestra fe en el amor de Dios y un modo de alcanzar su corazón desde la súplica filial, pero sobre todo para aprender a entrar en el misterio del sufrimiento por amor. Todos los ayunadores nos unimos en este ofrecimiento personal por las intenciones de cada uno de vosotros para que sepáis que no estáis solos. La Iglesia está con nosotros y en ella estamos con Cristo. Somos Iglesia. Esta vida pasa rápidamente y no sabemos cuánto tiempo tenemos. No se trata de tener salud y vivir más o mejor, ni de evitar el dolor o la incomodidad, sino de trabajar en el amor para vivir y morir santamente, porque estamos hechos para el cielo.

Algunos nos habéis mandado peticiones de gran envergadura. Son los casos que hemos tratado de contestar ya personalmente, pero nos parece bien resumir unas indicaciones útiles para todos.

Ni es prescindible en esos casos el ayuno, ni se puede contemplar el ayuno como única solución (menos que menos el de un sólo miércoles). Para favorecer al máximo que Dios nos escuche y el éxito de nuestro ofrecimiento es imprescindible tratar de llevar una vida los más santa posible. ¿Qué significa esto? Lo más importante lo podemos resumir en:

- Vivir con sinceridad, respeto y devoción los sacramentos, especialmente la eucaristía (lo más frecuente posible) y la confesión;
- Rezar el rosario todos los días (aunque esto implique renunciar a deporte, ocio, TV, o comodidades varias);
Rezar de corazón varias veces al día al Señor tratando de tener un diálogo continuo con él, que está vivo y atento a lo que le decimos;
- Buscar un director espiritual que sea de oración y nos pueda ayudar en el discernimiento;
Abandonar el deseo de encajar en el mundo, en su deseo de éxito material y reconocimiento, abrazando una vida sencilla y humilde;
Poner al centro de nuestro día al Señor confiando en Él, no en nuestro planes, es decir, buscar su voluntad en todo momento;

Pero también es importante buscar la pureza (en el cuerpo, la mirada y en el lenguaje), vivir en la verdad rechazando TODA mentira, no criticar ni murmurear o cotillear (aunque creamos tener razón), hacer un ofrecimiento a Dios por la mañana y rezarle antes de comer, dormir, bendecir y nunca maldecir, pero sobre todo acordarse de la Virgen María como una madre que siempre nos cuida y por la que podremos recibir todas las gracias de Dios. A ella nos encomendamos y le pedimos auxilio en nuestra comunidad de oración y ayuno.

Un saludo en el Señor y que Dios os bendiga

AyunoXti

29 junio, 2016

Entrevista sobre AyunoXti de Infofamilialibre

Hemos descubierto una plataforma de un grupo de personas que desde la fe católica tratan de ayunar y rezar el rosario por quienes tengan necesidades y así se lo pidan. Hemos realizado una entrevista al iniciador de esta actividad para conocer un poco en qué consiste esta plataforma y os la dejamos a continuación.
¿Qué es Ayuno por ti (AyunoXti)?
AyunoXti es un grupo de personas, que no necesariamente se conocen entre sí, que se propone ayunar a pan y agua cada miércoles, así como rezar el rosario despacio y con devoción, por las intenciones que se recogen por medio de la página web www.ayunoporti.es o el correo ayunoporti@gmail.com
La idea es recibir peticiones especialmente difíciles y que necesitan de especial oración. A lo largo de todo el día de ayuno (los miércoles), los ayunadores, tratamos de tener presente la intención del día y realmente pedir a Dios, entre todos, que escuche nuestra súplica. A los que nos formulan sus peticiones les pedimos que también ellos recen y ayunen, pues la idea es que nosotros nos unimos a su intención. Es decir, la idea no es que nos encarguemos nosotros de la petición, sino de acompañar con fuerza a quienes tienen una intención importante y necesitan a una comunidad que les ayude en esa petición.
¿No hay ya plataformas que hacen esto?
Si, las hay. Hay otras ideas como May Feelings. Son comunidades y redes sociales dedicadas a compartir las intenciones y necesidades de muchos. Pero AyunoXti es diferente. Existe una implicación más concreta y personal, pero sobre todo más sacrificio por parte de quien recibe la petición. Cada miércoles se pide por una sola intención de forma muy intensa y a algunos les exige mucho esfuerzo. A los ayunadores se les explica la situación para que la hagan suya y la encomienden especialmente.
También hay muchas páginas webs que hablan del ayuno e incluso de maratones de ayunos de varios días, pero sorprende que ninguna sea católica y las que no son religiosas tienen relación con la dieta y la salud. AyunoXti está en profunda comunión con la Iglesia Católica y pretende mostrar que los católicos también pueden ayunar, aunque sí es cierto que somos bastante pocos y que los protestantes y los ortodoxos nos llevan cierta ventaja. Un católico, propiamente, debería ayunar dos veces al año, el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo y es un ayuno  poco exigente comparado con otras confesiones. Sólo permanece la abstinencia de los viernes y ésta es obligatoria (en el sentido de no sustituible por una oración o sacrificio) sólo en tiempo de Cuaresma. Desde siempre la Iglesia realizaba dos días a la semana de ayuno, pero esto se perdió y ahora incluso los musulmanes, con el Ramadán, nos superan en este tipo de práctica.
¿Por qué el ayuno?
Bueno, como dice nuestro Señor a sus discípulos (Mt 17,21), hay problemas que no se van sin ayuno y oración, es decir, no se resuelven simplemente pidiéndolo, sino con esfuerzo y fe. Hay que entender que Dios muchas veces no concede lo pedido en seguida, a pesar de ser bueno y correctamente propuesto, por varias razones. Desea que le demostremos lo mucho que lo deseamos, que confiamos en él por encima de todo y aún más que lo pidamos con corazón sincero y confiado. La espera acrecienta el deseo, purifica la intención y ensancha el agradecimiento cuando somos escuchados. 
En muchos momentos del Antiguo Testamento el ayuno y la oración han aplacado la ira de Dios y han conseguido su favor. En las primeras comunidades cristianas el ayuno era muy frecuente como agradecimiento, como preparación a grandes viajes o elecciones (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5) y los Padres de la Iglesia hablan mucho de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado. Es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: “El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquél que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le suplica” (Sermo 43: PL 52, 320, 332). El ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía S.S. San Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. Enc. Veritatis Splendor, 21).
El ayuno es la vía más potente si es acompañada por la oración verdadera y una vida sacramental profunda, porque exige renunciar a algo muy cercano a nosotros, algo necesario, algo que duele y cuya necesidad se hace presente por sí misma en todo momento.
¿Y qué ayuno realizáis?
El ayuno que propone la Iglesia en la actualidad es una comida normal al día y las otras dos muy frugales, aunque se puede repartir esa comida en tantas veces como se estime oportuno a lo largo del día. No es un ayuno especialmente fuerte, y además “el agua no rompe el ayuno” . Nosotros proponemos el mismo ayuno que pide la Virgen de Medjugorje: a pan y agua. Es un ayuno que no deja pasar propiamente hambre, pero propone renunciar al gusto y a los caprichos y vicios como los sabores, el café, los caramelos, los postres, etc. Es decir, no se trata propiamente de pasar hambre y es especialmente indicado para quienes necesiten fuerzas.
Es importante beber mucha agua y tomar un pan rico en cereales y sal, pues de lo contrario es fácil que aparezcan mareos, debilidad, jaquecas, etc. síntomas que el demonio usa a menudo para que el ayunador desista en su tarea, pues sabe el bien enorme que supone y las gracias que arranca al Señor.
¿Qué se necesita para ayunar?
En principio sólo quererlo. Pero para eso es preciso tener una cierta sensibilidad primero al dolor del Corazón de Jesús y luego al sufrimiento de los hermanos, aunque tener un fuerte agradecimiento de todo el bien recibido o el buscar formas concretas y exigentes de demostrárselo es otra posibilidad. Puede que el ayuno no sea el único modo para demostrarle al Señor que le queremos, pero no se trata de encontrar un modo, sino todos los que podamos ya que el Señor, que lo da todo, también lo pide todo.
Pero si vamos a la parte más práctica de lo que se necesita para ayunar con nosotros, diría que es preciso querer hacerlo, discernirlo en la oración y consultarlo con un director espiritual que pueda guiarnos. Esto último lo aconsejamos especialmente.
¿Cómo funciona por dentro?
Muy sencillo: recibimos las peticiones y las ordenamos cronológicamente. Cada martes se manda la petición a todos los ayunadores para que el miércoles la tengan presente. Algunos hacen el ayuno todo el miércoles, otros lo que pueden, pero caminamos juntos. También se avisa a quien solicitó el ayuno para que pueda ayunar con nosotros y rezar el rosario. Somos un grupo anónimo de sacerdotes, consagradas, solteros y muchos matrimonios. Algunos no pueden realizar el ayuno el miércoles por cuestiones de trabajo, pero lo trasladan a otro día. Es un grupo muy creativo y con muchas ganas de ayudar. En general son personas con mucho interés en reparar las heridas del Corazón de Jesús y muy enamorados de la Virgen María. La fuerza viene de este amor. Si hay intenciones de un calado o urgencia especial, normalmente son adelantadas en el calendario. Es decir, no rechazamos, en principio, peticiones menores, pero si son sujetas a ser trasladadas. 
¿Qué es una petición menor?
Bueno, cada petición es muy importante para el que la tenga en el corazón y eso es incuestionable, sólo Dios lo sabe. Pero una petición para mejorar el trabajo, para que alguien apruebe un examen o su hijo se decida en una carrera universitaria, son muy distintas a una intervención cerebral de vida o muerte, una posesión diabólica, un deseo de superar una infidelidad matrimonial o la conversión de alguien que lo está intentando, pero no se decide. Es decir, se trata sobre todo de peticiones que exijan una intervención especial del cielo con una Gracia necesaria por parte de Dios.
¿Y cómo se puede colaborar con vosotros?
Pues es sencillo, solo hay que entrar en www.ayunoporti.es/contacto-y-calendario y rellenar el formulario. Nosotros pondremos a ese correo en una lista de distribución y ya está. Lo mismo para las peticiones. Lo único que para las peticiones pedimos que sean de una en una, bien formuladas y concretas. Todos son bienvenidos a este gesto de caridad fraterna y de comunión en la medida de las posibilidades de cada uno. Si uno sólo puede rezar por nosotros o difundir nuestra actividad para que otros puedan decidir sumarse  o apoyarse en nosotros, también es bienvenido y estaremos muy agradecidos.
Me gustaría terminar con nuestro lema principal para animar a muchos a probar las maravillas del ayuno y recordar que Dios no escoge a los capacitados, sino que capacita a los elegidos. Así que ¡ánimo, que Dios te puede estar llamando! Muchas gracias.


Campaña AyunoXti

Entramos en una providencial campaña en el mes de Julio para darnos a conocer y poder ser más personas que ayunemos por amor a Dios y por los demás.

"Religión en Libertad" publica un artículo sobre AyunoXti. Esperemos que dé mucho fruto y sigamos creciendo como lo que somos: una comunidad de personas que a pesar de no conocernos seguimos unidos por el amor a Dios, el amor a la Iglesia y el amor a los hermanos que lo necesitan.

Ayúdanos a difundir esta iniciativa. Estamos en Facebook y en nuestra web www.ayunoporti.es, pero puedes pasarlo por WhatsApp y otras redes.

Gracias y que Dios te bendiga.


Paz y bien

AyunoXti

20 abril, 2016

La Pascua es también tiempo de ayuno

Es fácil reducir la alegría de la Pascua a una simple fiesta de gozo y olvidar el sentido principal que tiene el tiempo de Pascua y que hoy la liturgia nos recuerda con fuerza. La Pascua no es un tiempo para vivir una simple alegría de la Resurrección, sino un tiempo para caminar en la fe. La Pascua es tiempo para aprender a caminar en la fe del resucitado. No se trata de un simple gozo, sino de un tiempo litúrgico para prepararnos a caminar sin ver a Jesús. En la liturgia vemos como Jesús realiza breves y frecuentes apariciones y que va preparando a sus discípulos y apóstoles a caminar y evangelizar sin verle en carne y huesos ya que en breve ascenderá al cielo.

Estamos ahora en el ecuador de este tiempo pascual y la liturgia de hoy (Hch 12, 24-13, 5), miércoles de la cuarta semana de Pascua, nos presenta a unos apóstoles que estaban ayunando y orando, es decir, un día de retiro para rezar en comunidad. Era seguramente un domingo, pues estaban celebrando el culto del Señor. Esto no sólo nos devuelve a una primera Iglesia que ayunaba, sino que nos descubre el ayuno como un modo adecuado para que el Espíritu Santo se manifieste. Tras descubrir la misión de ir a Chipre, siguen ayunando y orando para seguir descubriendo la voluntad de Dios. Hoy parece difícil saber qué nos pide el Señor y algunos se quejan de dificultades para descubrir la verdad oculta en el día a día. Pero la liturgia de hoy, y en general en este tiempo pascual, nos recuerda la necesidad del ayuno para ir de la mano del Señor. La oración hecha en ayuno es un camino privilegiado para el discernimiento y la adquisición de la profundidad de la fuerza del Señor. Tenemos que poner todo de nuestra parte para descubrir cuál es la voluntad del Señor y cómo realizarla y no escatimar en recursos.

A veces es duro empezar a ayunar, pero son muchos que, al empezar, describen sus grandes beneficios espirituales y personales. No sólo nos ayuda a estar preparado y a discernir, sino que nos cambia el día a día, nuestra fuerza testimonial y evangelizadora, aumenta la acción del Espíritu Santo en nuestros actos.

La misma santa de hoy, Santa Inés, nos recuerda la importancia del ayuno. Santa Inés desde muy joven ayunaba casi todos los días, dormía en el duro suelo y tenía por almohada una piedra. ¿Hay que hacer lo mismo entonces? Pues no hay que hacerlo por mandato, de hecho nadie nos lo propone así, ni siquiera la Iglesia. No se trata de hacerlo porque es lo que pida Dios o porque sea nuestro deber, sino que es al amar profundamente a Dios, es el buscar ese corazón sincero y contrito que se une a la causa del amor, a la causa de salvar cuantos más hombres posible del pecado, lo que nos mueve, llenos de agradecimiento y necesidad, a la ofrenda de nosotros mismos, no sólo en el ofrecimiento de los problemas y dificultades de cada día, sino en poner a los pies de Dios nuestra necesidad más básica de alimentarnos, de gustar la comida variada, de los caprichos diarios, etc. para encontrarnos en un pedacito de esa cruz cara cara con el dolor de amor por los demás.

Desde AyunoXti os invitamos a uniros al ayuno a pan y agua de los miércoles y al rezo del rosario por las intenciones que nos llegan. Es un gran bien para cada uno, pero también un gran acto de caridad para con los hermanos. Es algo que enterneces el corazón de Dios y le muestra nuestro desarraigo a nuestras necesidades y comodidades.
Sólo es cuestión de empezar. ¡Ánimo!

Paz y bien.

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Fuentes:


15 febrero, 2016

La Cuaresma vivida como lo pide la Virgen de Medjugorje


Veneración a la Santa Cruz en Medjugorje el 22 de agosto de 2014 - 2
Hoy, Miércoles de Ceniza, hemos comenzado el camino cuaresmal. Camino penitencial de preparación a la Pascua del Señor, que nos recuerda que la conversión significa una lucha espiritual. En la oración colecta del día pedimos a Dios que nos fortalezca al empezar la Cuaresma, para que mantengamos el espíritu de conversión, y hacemos mención a la austeridad penitencial de estos cuarenta días que nos ayuda en el combate contra las fuerzas del mal.

Esas fuerzas del mal, que las distinguimos como los enemigos que llevan a la perdición del alma, son la carne, el mundo y Satanás. Las armas que debemos esgrimir en el combate son los tres pilares que sostienen a la piedad cristiana: la oración, el ayuno y las obras de la caridad. Para ello el Señor quiso mostrarnos el camino, cuando voluntariamente decidió pasar aquellos cuarenta días en el desierto, donde fue tentado por Satanás, en oración y ayuno preparándose para la mayor obra de amor en la historia del hombre.
Nuestra Madre, desde el mismo comienzo de las apariciones, nos insiste en la necesidad imperiosa que tenemos de orar y de ayunar. El amor y sus obras es la otra constante de sus mensajes. Constituyen el núcleo del mismo corazón de Medjugorje.
El ayuno es renuncia, es despojarse de aquello que no nos sea totalmente esencial. El ayuno es mortificar las apetencias. Cuando yo renuncio a lo que me gusta me estoy preparando para la lucha contra la tentación de las cosas del mundo que no hacen bien a mi espíritu y que me distrae, me saca fuera de lo verdaderamente importante para mi salvación y la salvación de otros. Por eso, ayunar implica vaciarse de uno mismo, y a través del ayuno refuerzo mi voluntad a la renuncia. El Señor ayunó los cuarenta días para enseñarnos que ese es un camino espiritual privilegiado y una poderosa arma contra Satanás. Satanás ofrece tentando, seduciendo y la voluntad debe estar fortalecida para rechazarlo. Aprender a ayunar es aprender a privarse de lo superfluo y efímero.
Gospa Maika
El ayuno solo no basta. Junto al ayuno está la oración. Oración y ayuno van juntos y son complementarios. Cuando ayunamos nuestra oración es más profunda, más concentrada. Cuando oramos nuestro ayuno es más llevadero. Si con el ayuno nos sobreponemos a las apetencias de la carne y del mundo, con la oración provocamos y alimentamos el hambre y la sed de Dios. Por medio de la oración nos saciamos de Dios.

La obra de caridad cierra el triángulo porque sin amor que se exprese en obras todo es inútil. No olvidemos nunca que la mayor obra de amor es dar de sí para que otros se salven, es la obra de salvación y esa es totalmente obra de amor.
En el fondo lo que Dios nos pide es el corazón. Por eso la insistencia de la Santísima Virgen de la oración del corazón. Y también el ayuno del corazón. No ayunos por razones estéticas, no ayunos terapéuticos sino ayunos penitenciales para ofrecerlos a Dios y para fortalecer nuestra voluntad.
Como nos muestra el Señor en la lectura del Evangelio de san Mateo, de este Miércoles de Ceniza, hay oraciones, ayunos y limosnas que son farsas, medios de los que se sirve el egoísmo, la vanidad, para mostrarse hipócritamente piadosos y dadivosos ante los hombres. Si no hay amor, si no ponemos el corazón y no dirigimos nuestra acción a Dios y al otro en lo secreto, lo que hagamos será mera caricatura de la verdad.
Oración del corazón, ayuno del corazón y dar siempre desde el corazón. Tal la consigna para esta Cuaresma y siempre.
P. Justo Antonio Lofeudo

12 febrero, 2016

Ayunar es querer la perfección de Dios en nosotros

Ayuno significa entrar en el desierto, lejos de la superficialidad y del ruido, para carearse con un lugar de muerte y morir a nosotros mismos, nuestra vanidad y nuestro amor propio. Ayunar significa mirar al Padre de la mano del Hijo, uniéndonos a su pobreza, su dolor y su hambre. Entrar en el desierto es necesario para empezar una gran obra. Cristo empezó su vida pública después de 40 días de ayuno, nuestra obra es seguirle y ser santos en Él. ¿A caso podemos seguirle, tomar el mismo camino y nuestra pobre cruz sin entrar en el desierto con Él? Ayunar es querer la perfección de Dios en nosotros para que nuestras obras de misericordia sean también obras de auténtica entrega a Dios, limpias todo lo posible de nuestro orgullo y nuestra vanidad.

En el desierto Jesús es tentado a pensar que no era el Salvador. En el ayuno nosotros también estamos llamados a descubrir nuestra identidad, nuestra vocación. Hay demonios que trabajan día y noche para que no logremos ese silencio y ese caminar con Cristo, hacia Él. Si no ayunamos, no conseguimos librarnos de muchos de los demonios de nuestro tiempo, que silenciosos trabajan para que nos creamos la mentira que intentó colar a Jesús: «Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes» (Mt 4,3).


El demonio nos hace pensar de muchas formas posibles (a cada uno la suya) que no lograremos hacerlo. Cuando se siente reconocido, ya no puede actuar en silencio, ataca fomentando la desesperanza y, como no la toleramos bien, caemos en la tentación de defendernos con la justificación. Así el demonio merma nuestro encuentro con Dios en lo profundo de nosotros. Le interesa porque sabe que quien le ama en la privación, la penitencia, la austeridad y la pobreza, llevará más claramente a Cristo en sus obras de misericordia. Su hablar será bueno, santo, puro, delicado. Su actuar será ejemplar, caritativo y comedido. Su pensamiento humilde, sencillo y compasivo. Vivirá en oración todo lo que haga y donde vaya; será pues otro Cristo para los demás. Sólo así el Espíritu del Señor estará en nosotros y en nosotros permanecerá, revelando al corazón los secretos del amor.


Así pues, no tengáis miedo a empezar a ayunar, dejad de pensar lo que podéis hacer o lograr, pues es Dios quien lo logra con nuestro pobre sí, porque todo es gracia. Seamos dóciles a la obra del Señor y dejémonos moldear en sus manos sin resistencias ni justificaciones. Simplemente di que sí cada día a lo que te lleva al Señor, dejando de lado lo que no lo hace, pero también lo que lo hace menos. No te conformes con lo que no es malo, más bien preocúpate de encontrarte no sólo con lo bueno, sino con lo mejor (la mejor parte de María más que la de Marta). Este es el secreto de los santos, y si se aplicara a los matrimonios, ¡qué felicidad gozarían las familias!, qué testimonio ardiente darían todas, qué milagros veríamos en la Iglesia doméstica.

Entra en el desierto, camina con nosotros, vive sólo de Cristo sin moderación, sin temor, sin resistencia.

Paz y bien.

AyunoXti

01 febrero, 2016

La Reina de la Paz nos invita al ayuno

Les ofrecemos uno de los mensajes en que la Reina de la Paz nos invita al ayuno y nos ayuda a profundizar en su significado:

Mensaje del 2 de abril de 2014 en Medjugorje:

"Queridos hijos, con amor materno deseo ayudarlos para que su vida de oración y penitencia sea un verdadero intento de acercamiento a mi Hijo y a Su luz divina, para que sepan como separarse del pecado. Cada oración, cada Misa y cada ayuno son un intento de acercamiento a mi Hijo, una remembranza de Su gloria y un refugio del pecado; son el camino hacia una nueva unión del buen Padre con sus hijos. Por lo tanto, queridos hijos míos, con los corazones colmados de amor, invoquen el nombre del Padre Celestial para que los ilumine con el Espíritu Santo. Por medio del Espíritu Santo, se convertirán en fuente del amor de Dios. De esa fuente beberán todos aquellos que no conocen a mi Hijo, todos los sedientos del amor y de la paz de mi Hijo. ¡Les agradezco! Oren por sus pastores. Yo oro por ellos y deseo que ellos sientan siempre la bendición de mis manos maternas y el apoyo de mi Corazón materno.” (2 de abril de 2014)

Que la Reina de la Paz los bendiga a todos con su bendición maternal.

Fuente: http://rosasparalagospa.com/2015/09/29/el-ayuno-nos-ayuda-a-acercarnos-a-dios/

12 enero, 2016

Difúndelo y únete sin miedo


¡Feliz año 2016!


Este año será un año duro. Quien lea las noticias verá la creciente presencia de la indiferencia, la debilidad de la paz mundial, la gran confusión dentro y fuera de la Iglesia sobre moral, doctrina, fundamentos.

El subjetivismo e individualismo, el relativismo hedonista, la falta de tradición verdadera y vivida, el materialismo despersonalizante, el vacío existencial que lleva al sinsentido, la destrucción de la familia y el desprecio a la Eucaristía, son cada vez más predominantes y pronto veremos las consecuencias concretas (que ya estamos viendo) en cada persona de una forma creciente, agresiva y peligrosamente ahogante. Las enfermedades del cuerpo y del alma aumentarán en frecuencia y gravedad e irán entrelazadas con las espirituales. El demonio no puede atacar al alma, pero puede incidir sobre ella de muchas formas indirectas: con la cultura, la idolatría, promoviendo el egoísmo y el narcisismo, atacando al cuerpo y a los pensamientos, etc. Hasta que las voluntades, más o menos conscientes, se dobleguen a su único interés: alejarnos de Dios.

Todo esto es una espiral del mal que arrastra el hombre hacia abajo. Es preciso volver a mirar al cielo, redescubrir la alegría de la misericordia, la fuerza de la oración (especialmente en la adoración eucarística) y el poder del ayuno para sanar este mundo, sanar el corazón del hombre y ayudarle a volver la mirada a Dios.

Dios ayuda y mucho, especialmente en este año de misericordia, pero es preciso abrirle las puertas y querer su gracia.

Ayuno por ti pretende rezar por los que lo necesiten ardientemente, pero también quiere promover el ayuno como práctica sana, ascética y de oración comunitaria. Esa práctica que antaño la llevaban a raja tabla incluso los fariseos y que hoy casi es desconocida o reducida drásticamente a dos pobres días al año. El católico es el que menos practica el ayuno. Protestantes, budistas y judíos van mucho por delante que nosotros. ¿Por qué hemos perdido la práctica constante del ayuno si nosotros la aprendimos de nuestro Señor Jesucristo?

Citando a San Juan Pablo II “Jesús mismo nos ha mostrado con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y más eficaces contra las fuerzas del mal y ha enseñado a sus discípulos que algunos demonios sólo se expulsan de este modo. Por tanto, tengamos la humildad y la valentía de orar y ayunar […]”[1]

El ayuno nos devuelve la mirada hacia lo importante, nos desapega de lo material, nos acerca a los demás y a la oración y sobre todo, nos permite clamar con más fuerzas las gracias de Dios. Por eso Jesús dijo que había una clase de demonios que sólo se podían expulsar con el ayuno y la oración[2].

No podemos quedar indiferentes al dolor y al sufrimiento de tanta gente que no sabe o no puede rezar. Empecemos por rezar profundamente nosotros y ayudémosles. No hay mejor regalo que enseñar a alguien a rezar a su Padre del cielo y enseñarle a ser hijo verdadero de un Dios que es Amor y  que tiene grabados nuestros nombres en la palma de su mano.

Que esta humilde iniciativa puede servir a muchos a respirar el amor de Dios y a sentirse arropados por una comunidad capaz de salir del individualismo y alcanzar a los demás desde el Corazón de Jesús y de María.

Ayúdanos a difundirla. Necesitamos peticiones, intenciones y oraciones, pero también queremos crecer y ser muchos ayunadores. Únete sin miedo, Dios te dará la gracia cuando empieces. No la esperes antes, o harás muy poco.

Que Dios os lo pague y os bendiga a todos.

AyunoXti








[1] S.S. San Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, n. 100.
[2] "En cuanto a esta clase de demonios, no se les puede expulsar, sino por medio de la oración y el ayuno" (Mt 17, 21).