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21 febrero, 2023

Cuaresma 2023

Mañana es miércoles de cenizas y empieza uno de los momentos más importantes de preparación para la Iglesia. En unas semanas volveremos a sumergirnos en el dolor de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y en su Resurrección gloriosa. Para llegar preparados, la Iglesia nos invita en estas próximas semanas a un tiempo cuaresmal en el que debemos tratar de esforzarnos más de lo ordinario en hacer sacrificios agradables a Dios, sobre todo rezar más y con más autenticidad, poniendo más corazón en lo que hacemos, aumentando los actos de caridad y, sobre todo, de mortificación. Porque el que no muere a sí mismo, no da fruto (Jn 12, 24-26). Seamos pues generosos en las obras que marcarán este tiempo cuaresmal, con oración, ayunos y limosnas. Actos de amor secretos que sólo Dios conozca, pero sobre todo que no sean una formalidad o un cumplir, sino expresión de un deseo de crecer en el amor a Dios, para que él venga a nuestra vida, la renueve y la transforme con su presencia.

Mañana, miércoles de cenizas, será un día en el que cualquiera podrá dejarse marcar por esta intención de mejorar en el amor a Dios y al prójimo. El significado de las cenizas es él de recordarnos que somos pecadores y que al ofender a Dios, necesitamos de su perdón, que es un amor y una gracia totalmente inmerecida que Él nos acerca gratuitamente, pero que no ha sido gratis, pues la pagó con su sangre divina. También nos permite manifestar ante los demás nuestro arrepentimiento, pedir a la Iglesia que interceda por nosotros y por nuestra conversión. Nos ayuda a comprometernos públicamente al cambio, frente a los demás y frente a nosotros mismos, y debe de ser un signo de nuestra disposición a recibir el perdón de Dios.

Es un día de ayuno y abstinencia y que, al igual que el Viernes Santo, a partir de los 14 años (y hasta los 59 años) el cristiano debe abstenerse de comer carne (eso incluye también jugos en los que se haya cocido la carne) y practicar ayuno (una sola comida fuerte al día y las otras dos muy frugales). Es importante recordar que la Iglesia nos invita a que todos los viernes del año sean días especialmente dedicados a la oración, la penitencia y la meditación. Y que, si bien las Conferencias Episcopales de cada país pueden determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad, en tiempo de Cuaresma no se puede dispensar de la abstinencia ni del ayuno el miércoles de ceniza y el Viernes Santo, ni de la abstinencia de los viernes de Cuaresma (Cfr. CDC 1249-1253).

Sin embargo, aunque la Iglesia dictamine este ayuno para la Cuaresma, desde AyunoXti vivimos ayunos semanales incluso más estrictos, siguiendo el insistente mensaje de la Virgen desde hace más de 200 años de practicar más ayuno y penitencia. Por este motivo os invitamos a intensificar nuestro ofrecimiento cada uno en la medida que pueda y considere oportuno, consultándolo con el director espiritual si es preciso. Que se vea en el cielo, que amamos a Dios y a María y que suplicamos con fuerza su intervención divina para nuestra conversión y la de todos los que viven lejos del amor de Dios, así como reparar el mal que genera un mundo cada vez más enfrentado a Dios.

Así que, al margen del ayuno a pan y agua de los miércoles, tratemos de añadir alguno más, como una renuncia a algún alimento, a algo innecesario (café, cigarrillos, caramelos, chocolate, donuts, el azúcar o la sal, etc.) o que no es propiamente bueno (uso de redes sociales, tiempo en lecturas superficiales, criticas a los demás, exceso de ocio, etc.).

Finalmente, recordar que uno de los motivos por los que se empieza la cuaresma un miércoles es porque, para cumplir con los 40 días de Cuaresma, es preciso sustituir los 4 días de los 4 domingos, a los que no se les puede aplicar la mortificación de la Cuaresma por ser días del Señor dedicados a la gloria y la alegría, por lo que, en lugar de empezar un domingo, se empieza un miércoles, añadiendo los 4 días del miércoles de cenizas hasta el sábado.

Que en esta Cuaresma 2023 seamos generosos y estemos motivados a crecer espiritualmente partiendo de la muerte a nosotros mismos con sacrificios destinados a atraer la gracia de Dios en nosotros y darnos vida espiritual.



27 febrero, 2020

Cuaresma, camino privilegiado de ascesis cristiana


Con el reciente miércoles de cenizas de este año 2020 hemos empezado una nueva Cuaresma, y casi todos sabemos, o deberíamos saber, que es un tiempo de 40 días en los que nos preparamos para vivir bien la Semana Santa y contemplar con el mayor agradecimiento la Pasión de Jesucristo. Es un camino de preparación en el que los viernes estamos llamados a la abstinencia de la carne y a vivir un día de recogimiento y oración. Propiamente la Iglesia nos propone un ayuno el miércoles de cenizas y otro en el viernes Santo. El gran riesgo es pensar que cumplir con el ayuno del miércoles de cenizas y el viernes santo, así como la abstinencia de los viernes, es suficiente o que incluso sea para nota. Técnicamente es cierto, pero la Iglesia no reduce a esa práctica penitencial, sino que parte de ella como un mínimo.

El ayuno es indispensable para la ascesis personal que es ese esfuerzo humano que ponemos para responder a la gracia de Dios y es el medio por el cual el hombre purifica su vida para que en ella se desarrolle en plenitud la vida divina. Este esfuerzo es dirigido por el Espíritu Santo, quien pretende orientarnos a Dios eliminando todo lo que estorba para esa santidad que ya está contenida en el cristiano desde su bautismo.

Por la ascesis fortalecemos nuestro caminar con Jesús y con su mismo espíritu, algo que se concreta de forma esencial en la penitencia. Como dice el Catecismo: "Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia" (n. 1435).

San Juan Pablo II, en Reconciliación y Penitencia, describe la penitencia como aquello que ayuda a que el Evangelio pase de la mente al corazón y del corazón a la vida, es decir, la penitencia permite vivir realmente el Evangelio y a despojarse del hombre viejo, para revestirse del nuevo (Ef 4, 23).

El ayuno y la penitencia actúan como una fuerza reguladora sobre nuestras pasiones y deseos, los cuales, dejados en libertad, pueden llegar a destruirnos por completo. Tanto el ayuno como la penitencia suponen una renuncia, por lo que será imposible sin la ayuda de la cruz y del Espíritu Santo. No se trata de un estoicismo que destruye o maltrata el cuerpo, sino de una herramienta espiritual que regula y reordena nuestra interioridad, volviendo nuestra mirada a la misericordia de Dios, quien nos ama a pesar de nuestras miserias. Porque lo que somos, lo somos por su amor.

El ayuno nos devuelve la autoridad sobre nuestros deseos, enseñándonos a renunciar lo que es muy atractivo, virtud necesaria para resistir a las presiones consumistas del este mundo. Nos enseña a obrar por la voluntad desde el amor a Dios y no desde la vida fácil de los apetitos.

El ayuno, desde la vida espiritual, nos ayuda en dos áreas de nuestra vida. Por un lado, es la forma como la voluntad se entrena con la renuncia a cosas buenas, para en su momento poder rechazar las malas. Por otro lado, ejerce una acción misteriosa, que permite al alma abrirse de una manera particular a la gracia y a la presencia de Dios.

El ayuno a pan y agua, acompañado de una oración constante durante el día de ayuno, nos abre de una manera misteriosa a la presencia de Dios, como si el hambre corporal se fuera convirtiendo en hambre de Dios.

Pero atención: sin oración el ayuno corre el riesgo de convertirse en una dieta estéril para nuestra vida espiritual. Por eso es de especial importancia bendecir el día por la mañana, procurar comulgar y rezar el rosario durante el día, dar gracias en las comidas acordándonos de las intenciones por las que ayunamos, pararse con el ángelus de un modo especial, tratar de recordar una jaculatoria o una frase leída en el Evangelio, acordarnos de la hora de la misericordia (las 15:00h) y pararnos, aunque sea por un minuto, en la contemplación del momento de la Cruz de nuestro Señor, bendecir a los hijos antes de acostarnos, leerles el Evangelio y rezar con ellos. La oración es el carburante del ayuno y lo que permite que el ayuno despierte en nosotros esa alegría y esa paz que se sobrepone al malestar causado por el sacrificio, el hambre, la renuncia, etc.

A veces un pequeño esfuerzo de nuestra parte corresponde a una gracia inmensa de Dios, y viceversa, un gran esfuerzo humano puede concluir en pocos resultados espirituales. Dios sabe cómo, y en qué momento darnos las gracias. De lo que sí podemos estar seguros, es que al iniciarnos en el ayuno nos abriremos a la santidad y nuestra vida cambiará RADICALMENTE, mientras que al mantenernos en los límites de la comodidad o del cumplimiento mínimo, estancamos nuestra ascesis e incluso podemos promover un decaimiento espiritual. Por eso la Virgen María pide en todas sus apariciones y mensajes una vida (no unos días) de ofrecimiento, con sacrificios por amor, con ayuno y el rezo diario del rosario.

El ayuno es el camino a la perfección cristiana. Que esta Cuaresma sea una ocasión de iniciarnos al ayuno que eleva el alma y busca la perfección en el amor por la gratitud que experimentamos al sabernos amados por un Dios que todo nos lo ha dado, y nos los sigue dando, sin pedir nada a cambio. Seguimos en un tiempo de misericordia, aprovechémoslo.

Paz y bien.

AyunoXti


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04 marzo, 2019

Mensaje Cuaresma 2019 - AyunoXti

Este próximo 6 de marzo de 2019 empezaremos la Cuaresma.

Como todos los años os queremos invitar a aprovechar este tiempo no tanto como un tiempo de sacrificios y propósitos temporales, sino más bien como un tiempo de esfuerzo para incorporar nuevos hábitos que nos ayuden a poner nuestro corazón cada día más en el Señor.

Un buen cristiano e hijo de Dios no debe de entender la Cuaresma como un tiempo de sacrificio puntual, sino un momento de purificación especial en el que empieza a vivir con mayor fuerza y propósito, pero con la intención de proseguir. Así cada año seremos más santos y estaremos viviendo más y mejor el Cielo en la tierra.

Dios no necesita de nuestra aportación, somos nosotros quienes necesitamos "aportar" para ser más como él. Queremos seguir su camino y ése es un camino de cruz, cuya gloria está misteriosamente detrás del sufrimiento y la entrega por amor. Nuestra alegría está en el Señor y queremos vivir con él, y como él, cada momento, no cumplir con algo o durante un tiempo.

No nos quedemos con darle a Dios lo que la Iglesia nos propone como un mínimo. Porque quien estudia para aprobar, se arriesga a suspender, quien estudia para el 10, a veces no lo logrará. Dios quiere al estudiante que estudia todo lo posible por amor. Ese estudio da mucho fruto porque será el Señor quien complete siempre todo lo que falte. Es una matrícula de honor asegurada.

Así que aprovechemos este tiempo cuaresmal para iniciarnos al ayuno si no ayunamos, a mejorarlo si lo tenemos débil o a duplicarlo si es posible. Quien ayune un poco, que ayune más; quien ayune de forma irregular, que lo regularice; quien ayune un día, ayune también el viernes; quien ayune dos días, que ayune de lo que no es comida y que tanto nos sobra. Quien no pueda ayunar de comida que ayune de hablar, pues el silencio es nuestro segundo pan; quien ayune ya de palabras, que hable bien de aquello que más le cueste o aumente su oración.

Llevemos el bien donde hay maldad, silencio donde hay críticas, amor donde se están odiando. Pero mientras no nos duela, sigamos incrementando nuestra entrega a Dios en el ejemplo de su cruz. Como María, nuestra gran madre, al pie de la cruz e imitándole en la obediencia, el silencio, la entrega y la humildad. Así estaremos atentos y orantes, esperando el regreso de Nuestro Señor Jesús.

Seamos generosos ofreciendo nuestra vida y estemos unidos en el ayuno, en el rosario de los miércoles y en dar a conocer el poder de vivir para Cristo.

Que Dios os bendiga mucho y os conceda la alegría y la paz de vivir como él, identificándoos con su mismo Corazón, siempre abrazado por su Madre.

Que esta Cuaresma salgamos renovados a la Resurrección de la Pascua y seamos cada vez más hombres y mujeres pertenecientes al Espíritu de Dios, el mismo que nos trasformará al final de los tiempos y que ya pide paso para empezar esa transformación.

Paz y bien.

AyunoXti

PD. Os dejamos el enlace al mensaje del Papa Francisco para esta Pascua con un resumen muy sencillo de sus 15 puntos esenciales:


1. Saluda (siempre y en todo lugar).
2. Da las gracias (aunque no "debas" hacerlo).
3. Recuérdarle a los demás cuánto los amas.
4. Saluda con alegría a esas personas que ves a diario.
5. Escucha la historia del otro, sin prejuicios, con amor.
6. Detente para ayudar. Estate atento a quien te necesite.
7. Levántale los ánimos a alguien.
8. Celebra las cualidades o éxitos de otro.
9. Selecciona lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.
10. Ayuda cuando se necesite para que otro descanse.
11. Corrige con amor, pero no callar por miedo.
12. Ten buenos detalles con los que están cerca de ti.
13. Limpia lo que usas en casa.
14. Ayuda a los demás a superar obstáculos.
15. Llama por teléfono a tus padres, si tienes la fortuna de tenerlos.

Y además:
  • Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras bondadosas.
  • Ayuna de descontentos y llénate de gratitud.
  • Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia.
  • Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo.
  • Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios.
  • Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.
  • Ayuna de presiones y llénate de oración.
  • Ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón.
  • Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás.
  • Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación.
  • Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros.



20 marzo, 2018

Recata final con San Pedro Crisólogo


Queridos hermanos de AyunoXti,

        Estamos en la recta final que nos introducirá en la Semana Santa, el momento culminante de nuestra fe. En la cruz que contemplaremos sangrante, pero también victoriosa, encontraremos el motivo de nuestra oración, el gozo de nuestra espera, la esencia de nuestra unión. Desde la cruz brota un manantial de salvación inmerecida. Muchos la rechazan y no caen en la cuenta del despropósito de rechazar algo no sólo tan valioso, sino que no habríamos podido jamás atrevernos siquiera a pedir. Es Dios quien sale a nuestro encuentro de esta forma y es por amor a nosotros. Un amor que sólo debería recibir un eterno agradecimiento y no los ultrajes y rechazos que recibe cada día. Este camino que Dios ha marcado es un camino que nos pide seguir con alegría en la Victoria ya acontecida, pero también con responsabilidad y esfuerzo.

Para esto, en esta recta final, os invitamos a reflexionar en los tres elementos centrales de nuestro amor a Dios, para tratar siempre de tenerlos muy bien purificados y unidos. Os dejamos las hermosísimas palabras de San Pedro Crisólogo en su sermón número 43:

Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante, y la virtud permanente. Estos tres resortes son: la oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, y la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizan recíprocamente.
El ayuno, en efecto es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Que nadie trate de dividirlas, pues no pueden separarse. Quien posee uno solo de los tres, si al mismo tiempo no posee los otros, no posee ninguno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca: que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído, a quien no cierra los suyos al que le suplica.
Que el que ayuna, entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiere que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda, quien desea que le responda a él. Es un indigno suplicante quien pide para sí lo que niega a otro.
Díctate a ti mismo la norma de la misericordia de acuerdo con la manera, la cantidad y la rapidez con que quieres que tengan misericordia contigo. Compadécete tan pronto como quisieras que los otros se compadezcan de ti.
En consecuencia, la oración, la misericordia, y el ayuno, deben ser como un único intercesor en favor nuestro ante Dios, una única llamada, una única y triple petición.
Recobremos, pues, con ayunos lo que perdimos por el desprecio: inmolemos nuestras almas con ayunos, porque no hay nada mejor que podamos ofrecer a Dios, de acuerdo con lo que el profeta dice: “Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias”. Hombre, ofrece a Dios tu alma, y ofrece la oblación del ayuno, para que sea una hostia pura, un sacrificio santo, una víctima viviente, provechosa para ti y acepta a Dios. Quien no dé esto a Dios, no tendrá excusa, porque no hay nadie que no se posea a sí mismo para darse.
Pero para que estas ofrendas sean aceptadas, tiene que venir después la misericordia; el ayuno no germina si la misericordia no le riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza; lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno. Por más que perfeccione su corazón, purifique su carne, desarraigue los vicios, y siembre las virtudes, como no produzca caudales de misericordia, el que ayuna no cosechará fruto alguno.
Tú que ayunas, piensa que tu campo queda en ayunas si ayuna tu misericordia; lo que siembras en misericordia, eso mismo rebosará en tu granero. Para que no pierdas a fuerza de guardar, recoge a fuerza de repartir; al dar al pobre te haces limosna a ti mismo: porque lo que dejes de dar a otro, no lo tendrás tampoco para ti.
Así que, amemos con nuestra oración, con nuestro esfuerzo máximo en la caridad y siempre de la mano de nuestro ayuno y de nuestro rosario, buscando alcanzar cada día un esfuerzo mayor, para que el Reino de Dios esté en nosotros de forma cada vez más santa y permanente.

Que Dios nos bendiga y la Virgen nos cuide, escuchando nuestras necesidades y peticiones, pero sobre todo acrecentando en todos nosotros el deseo ferviente del amor de Dios y el vivir según el Espíritu Santo y divino que nos manda.

Paz y bien



12 febrero, 2018

Queridos ayunadores y amigos de AyunoXti,

Este miércoles 14 de febrero empezaremos el tiempo de preparación a la Pascua, el momento más sublime de la liturgia y hacia donde todo apunta desde el principio. Es un tiempo de purificación y de renovación en el que debemos tratar de concentrar nuestros esfuerzos de forma especial, que no única, en acercarnos más a Dios. La alegría, el gozo, el júbilo, los placeres y bellezas de la vida son un modo, pero nunca serán tan sublimes como el sufrimiento y el sacrificio cuando son vividos por amor. Porque amar en lo fácil y agradable es menos exigente y muestra menos firmeza y profundidad que un amor que se manifiesta en el dolor.

Es por este motivo que el ayuno, la cruz, el dolor, la limosna y en general todo acto penitencial, adquieren un valor único que por su fuerza, sana, libera, restaura y convierte. El amor que brota incluso en el dolor es una fuente de gracia cuyo alcance nunca entenderemos, pero que Cristo mostró como el camino más contundente para nuestra salvación, pues lo eligió por nosotros.

Este miércoles empieza un camino cuyo valor debemos de rescatar con urgencia. A mayores males mayores entregas. Tanto mal que nos rodea y nos amenaza de tantas formas necesita de corazones capaces entregarse más allá de los mínimos que propone la Iglesia y que en muchas ocasiones son simplificados y reducidos por cada cual.

Este miércoles no es un día para festejar San Valentín ni un día para disfrutar de cenas románticas y regalos, sino para mostrarle a Dios que realmente él es el centro de nuestra vida, siendo la primera opción cuando se interpone otra razón. Para el cristiano, cada día es un día para festejar el amor.

Os invitamos a ser generosos en este tiempo, para ensanchar el corazón con renuncias y entregas. La Iglesia católica sólo pide dos días de ayuno al año (miércoles de cenizas y el viernes santo) en los que sólo "exige" a los mayores de edad que renuncien a una comida del día y a todos los mayores de 16 la abstinencia a la carne. Nosotros, desde AyunoXti, no nos conformaremos dando a Dios las sobras de nuestros esfuerzo y los mínimos que apenas rozan el cumplimiento canónico, sino que seguiremos con los ayunos a pan y agua los miércoles y, además, os invitamos a quienes podáis a doblar los esfuerzos, por ejemplo a introducir también el viernes o, para quienes no ayunen todo el miércoles, a ayunar, ese día, una comida más a pan y agua. Del mismo modo que en los tiempos de Pascua reducimos el ayuno para unirnos al júbilo de la Iglesia, ahora es momento de hincar la rodilla al suelo y hacer una penitencia que interceda por tantas necesidades que tiene la humanidad.

Este tiempo de ayuno, limosna y penitencia puede verse concretado con el ayuno a pan y agua, el rosario y la misa diaria, la confesión frecuente y con mortificaciones personales como renunciar a la crítica, al lenguaje sucio o vulgar, pero también a la ironía y a la murmuración. Sin embargo, apostar por una forma de ayuno, no implica tener que dejar otras. El propósito de la Cuaresma es el mayor esfuerzo posible de uno mismo, no el mínimo. Pensemos que es amor a Dios que retorna en gracia y bendiciones.

Al que le cueste, que pida la gracia a Dios de ver con humildad lo que realmente somos. Ese es el sentido de la ceniza, recordarnos la fugacidad de nuestra realidad, la inestabilidad de nuestra seguridad, la pobreza de nuestros deseos materiales de bienestar y el verdadero destino que tenemos, que es descansar en el Padre una eternidad. Ese deseo nos pone el corazón de rodillas y nos impulsa a ir en contra de la constante búsqueda de placer por amor a Dios y también por nuestros hermanos.

Por terminar, este tiempo de Cuaresma lo dedicaremos enteramente por la salvación del mundo. Redoblaremos nuestros esfuerzos espirituales y físicos para que el mundo abandone el camino del ateísmo, del sentimentalismo, del relativismo y del placer sin medida y como fin último, así como todo lo que esté lejos de Dios o que nos aparte de Él. Pedimos una política justa, una sociedad de paz, unos poderes sin dictaduras. Entregaremos todas nuestras intenciones, y las que nos lleguen, para que sean escuchadas por Dios y las dejaremos en mano de nuestra Madre la Santísima Virgen María, quien conoce perfectamente lo que más necesitamos. Así, imitando un poco a los apóstoles dejaremos un poco de lado el correo y las redes para centrarnos más en el ayuno, la oración personal, el rosario que rezaremos todos los días que podamos, especialmente el de los miércoles. 

Estamos a vuestra disposición para ver cómo profundizar en la penitencia y hacerlo por amor, así como para resolver vuestras dudas y seguiremos recibiendo peticiones para que el Señor la vaya escuchando.

Un abrazo en Jesús y María,


sacerdotefjpm@ayunoporti.es 


27 febrero, 2017

Mensaje Cuaresma 2017 - AyunoXti

Este 1 de marzo de 2017 empezaremos el período de Cuaresma, un tiempo de purificación para llegar a vivir más santamente la Pascua, el momento  central del año cristiano y que entraña el mayor misterio del universo: la muerte y resurrección de Cristo, el Salvador del mundo.

Si bien en este tiempo Cuaresmal es tradicional el ayuno, la oración y la limosna, es fácil poder constatar que actualmente el ayuno es el más desvirtuado de todos. A partir del siglo V, en la Cuaresma, sólo se permitía una comida, hacia la tarde-noche. La carne estaba prohibida, incluso los domingos. Las carne y el pescado, y en muchos lugares los huevos y los productos lácteos, estaban absolutamente prohibidos[1]. Con el tiempo, además de haber sido reducido a dos días al año, el ayuno es reducido en muchas ocasiones a una mera renuncia de críticas, al menor uso de las redes sociales o del móvil, a la falta de reproches, a la expresión de tristezas y preocupaciones.

Desde AyunoXti, sin desmerecer ese tipo de ayuno, queremos plantear un enfoque muy distinto aportando unas consideraciones importantes.

Lo primero es que el ayuno, entendido como una importante privación de alimentos o de una alimentación a pan y agua, no debe de entenderse como una práctica sólo penitencial, sino sobre todo como un modo de orar con todo el cuerpo desde lo más necesario, que es el comer y el beber, y de estar en la presencia constante de Dios. El ayuno a pan y agua, por ejemplo, nos recuerda en todo momento una necesidad que permanece consciente a lo largo del día y que de forma continua nos devuelve la mirada al cielo recordándonos los motivos de esa elección y entrega.

Lo segundo es que el ayuno es un sacrificio no postergable. Las redes sociales, las compras, y otros muchos ayunos modernos que no se realicen a lo largo del día, o incluso a lo largo de la Cuaresma, pueden recuperarse por la noche, pero lo que no se ha comido no, por lo que la exigencia es mayor.

El ayuno, en tercer lugar, es recomendado en el mismo Evangelio (Mt 17,21) para librar una batalla que no se puede realizar con la sola oración. Jesús hablaba del ayuno en términos clásicos de no comer apenas, no tanto la reducción de malas intenciones y esfuerzos personales en las virtudes. A pesar de ello, no se trata de elegir, sino de sumar. Quien decida rezar y ayunar de malas intenciones, malas palabras, críticas, tristezas o enfados, si lo intenta realizar en ayunas, descubrirá un trabajo totalmente diferente. El ayuno descubre todas nuestras debilidades y las pone de manifiesto promoviendo la humildad y el autoconocimiento. El ayuno desvela nuestro yo más propio. Hay quienes se hacen más criticones, quienes se descubren más gruñones o quienes se sienten malhumorados o simplemente débiles. El ayuno así entendido, entonces, nos propone una purificación interior mucho más profunda y valiosa para nuestra santidad y para nuestra oración.

Cuarto. El ayuno a pan y agua lo pide la Virgen María en prácticamente todas las apariciones: desde las más conocidas y reconocidas por la Iglesia, como Fátima o la Salette, a las que están reconocidas por la Iglesia pero no son muy conocidas, como Akita (Japón) o El Cajas (Ecuador), hasta las que están actualmente en vigor como Medjugorje[2] y a la espera de un pronunciamiento oficial, pero que deja claro los frutos a quienes lo conocen de cerca. Ya en la Didaché[3] observamos que se mandaba a ayunar los miércoles y viernes, pero si la Santísima Virgen María insiste tanto en el rezo del rosario y la práctica del ayuno, debería bastarnos para iniciarnos, corriendo y con alegría, a asumirla durante todo el año y reservar la Cuaresma para llevar al máximo la oración y la perfección en las virtudes más puras.

El ayuno es la mejor forma para luchar contra las fuerzas del mal[4] porque nos devuelve la mirada a nuestra debilidad, nos recuerda lo frágiles que somos, aquilata nuestra capacidad de amar y hace que lo que salga sea más fuerte y más verdadero.

En AyunoXti somos más de 120 personas que ayunamos los miércoles por la Iglesia, el Papa y los sacerdotes, así como las intenciones de nuestra Madre del cielo. Pero además cada vez incluimos unas intenciones particulares que nos llegan. Nos piden que les apoyemos y recemos para la conversión de sus seres queridos, para su sanación, para la salvación de matrimonios y la salud de enfermos de cuerpo y mente, etc.

Esta Cuaresma proponemos doblar los esfuerzos y ayunar el doble. Quien ayune sólo una comida, que intente dos, quien un día que añada otro, quien ayuna dos que añada alguna renuncia. Es un tiempo importante para unirnos en oración y contricción y pedir por este mundo que cada vez se aleja dramáticamente más de Dios para lanzarse en las manos del orgullo, lo material, el libertinaje, los apetitos menos nobles o el poder y las guerras. Es necesaria una profunda renovación interior y una urgente reparación del Corazón de Jesús y ¿qué mejor tiempo para adentrarnos en una honda transformación interior que la Cuaresma?

Únete a nosotros y recuerda: Dios no elige a los capacitados, sino que capacita a los elegidos.

Que pasemos todos una feliz Cuaresma y podamos acercarnos más a Dios, a los demás y a nosotros mismos.

Paz y bien.

AyunoXti
FB:    @ayunoporti
Inst:  @ayunoxti

[2] “Pido a las personas, que oren conmigo estos días y que oren lo más posible. Que además ayunen de forma estricta los miércoles y los viernes; que recen cada día, cuanto menos el Rosario completo: los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos” (Medjugorje, 14 de agosto de 1984).
[3] La Didaché es el documento más importante de la era post-apostólica y la más antigua fuente de legislación eclesiástica que poseemos. Es un compendio de preceptos de moral, de instrucciones sobre la organización de las comunidades y de ordenanzas relativas a las funciones litúrgicas que nos dan un precioso cuadro de la vida cristiana en el siglo II. Cfr. www.mercaba.org/TESORO/didaje.htm
[4] Cfr. S.S. San Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, n. 100.Tambien cfr. Mt 4, 1-11.

15 febrero, 2016

La Cuaresma vivida como lo pide la Virgen de Medjugorje


Veneración a la Santa Cruz en Medjugorje el 22 de agosto de 2014 - 2
Hoy, Miércoles de Ceniza, hemos comenzado el camino cuaresmal. Camino penitencial de preparación a la Pascua del Señor, que nos recuerda que la conversión significa una lucha espiritual. En la oración colecta del día pedimos a Dios que nos fortalezca al empezar la Cuaresma, para que mantengamos el espíritu de conversión, y hacemos mención a la austeridad penitencial de estos cuarenta días que nos ayuda en el combate contra las fuerzas del mal.

Esas fuerzas del mal, que las distinguimos como los enemigos que llevan a la perdición del alma, son la carne, el mundo y Satanás. Las armas que debemos esgrimir en el combate son los tres pilares que sostienen a la piedad cristiana: la oración, el ayuno y las obras de la caridad. Para ello el Señor quiso mostrarnos el camino, cuando voluntariamente decidió pasar aquellos cuarenta días en el desierto, donde fue tentado por Satanás, en oración y ayuno preparándose para la mayor obra de amor en la historia del hombre.
Nuestra Madre, desde el mismo comienzo de las apariciones, nos insiste en la necesidad imperiosa que tenemos de orar y de ayunar. El amor y sus obras es la otra constante de sus mensajes. Constituyen el núcleo del mismo corazón de Medjugorje.
El ayuno es renuncia, es despojarse de aquello que no nos sea totalmente esencial. El ayuno es mortificar las apetencias. Cuando yo renuncio a lo que me gusta me estoy preparando para la lucha contra la tentación de las cosas del mundo que no hacen bien a mi espíritu y que me distrae, me saca fuera de lo verdaderamente importante para mi salvación y la salvación de otros. Por eso, ayunar implica vaciarse de uno mismo, y a través del ayuno refuerzo mi voluntad a la renuncia. El Señor ayunó los cuarenta días para enseñarnos que ese es un camino espiritual privilegiado y una poderosa arma contra Satanás. Satanás ofrece tentando, seduciendo y la voluntad debe estar fortalecida para rechazarlo. Aprender a ayunar es aprender a privarse de lo superfluo y efímero.
Gospa Maika
El ayuno solo no basta. Junto al ayuno está la oración. Oración y ayuno van juntos y son complementarios. Cuando ayunamos nuestra oración es más profunda, más concentrada. Cuando oramos nuestro ayuno es más llevadero. Si con el ayuno nos sobreponemos a las apetencias de la carne y del mundo, con la oración provocamos y alimentamos el hambre y la sed de Dios. Por medio de la oración nos saciamos de Dios.

La obra de caridad cierra el triángulo porque sin amor que se exprese en obras todo es inútil. No olvidemos nunca que la mayor obra de amor es dar de sí para que otros se salven, es la obra de salvación y esa es totalmente obra de amor.
En el fondo lo que Dios nos pide es el corazón. Por eso la insistencia de la Santísima Virgen de la oración del corazón. Y también el ayuno del corazón. No ayunos por razones estéticas, no ayunos terapéuticos sino ayunos penitenciales para ofrecerlos a Dios y para fortalecer nuestra voluntad.
Como nos muestra el Señor en la lectura del Evangelio de san Mateo, de este Miércoles de Ceniza, hay oraciones, ayunos y limosnas que son farsas, medios de los que se sirve el egoísmo, la vanidad, para mostrarse hipócritamente piadosos y dadivosos ante los hombres. Si no hay amor, si no ponemos el corazón y no dirigimos nuestra acción a Dios y al otro en lo secreto, lo que hagamos será mera caricatura de la verdad.
Oración del corazón, ayuno del corazón y dar siempre desde el corazón. Tal la consigna para esta Cuaresma y siempre.
P. Justo Antonio Lofeudo